CIUDAD DESOLADA
Visité aquella ciudad desolada
vestida con plumas de ángeles
destrozados por explosivas ondas
que tatuaban cicatrices
-inoperables e inoperantes-
en el cerebro de los neonatos.
No hay.
No quedan casi individuos
con aquel afortunado parecido al mono.
Cuanto más derecho se puso el humano,
más derecho humano violó.
Jorge del Rosario