QUIEN CUIDA LA PUERTA
Antes de ser ojo gris, fuiste gato.
Conocías de memoria cada letra de otro libro y otros muertos,
te llevabas contento la mirada a los dientes
y regurgitabas los huesos
de imágenes incontenibles.
Luego de ser gato y antes de mutar en ojo gris, fuiste saliva.
Andabas en todas las bocas,
la gente se besaba con los ojos,
urdía tu naturaleza lacrimal.
En tiempos en que los ahorcados hablaban desde sus encinas
era así y ahora,
ojo de gato llorando
sus primeras seis de siete muertes
escondes las uñas y callas
:tampoco tú conoces el destino.
Adelaida Caballero