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CANTICA DE LOS CLÉRIGOS DE TALAVERA
Estrofas 1690-1709

Allá en Talavera, en las calendas de abril,
llegadas son las cartas del arçobispo don Gil,
en las quales venía el mandado non vil,
tal que si plugo a uno, pesó más que a dos mill.

Aqueste açipreste, que traya el mandado,
bien creo que lo fiso más amidos que de grado.
Mandó juntar cabildo: a prisa fue juntado,
¡coydando que traya otro mejor mandado!

Ffabló este açipreste e dixo bien ansy:
«¡Sy pesa a vosotros, bien tanto pesa a mi!
¡Ay viejo mezquino! ¡en qué envegeçí!
¡En ver lo que veo e en ver lo que vy!»—

Llorando de sus ojos començó esta rraçón:
diz': «El papa nos enbía esta constituçión.
Hévoslo a desir, que quiera o que non:
¡maguer que vos lo digo con rravia de coraçón!

»Cartas eran venidas, que disen d' esta manera:
que clérigo nin cassado de toda Talavera,
que non toviese mançeba, cassada nin soltera;
qualquier, que la toviese, descomulgado era».—

Con aquestas rraçones, que la carta desía,
fyncó muy queblantada toda la cleresía.
Algunos de los clérigos tomaron asedía:
para aver su acuerdo juntáronse otro día.

Ado estavan juntados todos en la capilla,
levantóse el deán a mostrar su mansilla:
diz': «Amigos, yo querría que toda esta quadrilla
apellásemos del papa ant' el rrey de Castilla.

»Que maguer que somos clérigos, somos sus naturales:
servímosle muy byen, fuémosle sinpre leales;
demás que sabe el rrey que todos somos carnales:
¡Creed se ha adolesçer de aquestos nuestros males!

»¿Que yo dexe a Orabuena, la que cobré antaño?
En dexar yo a ella rresçibiera yo grand dapño;
dile luego de mano doçe varas de paño,
e aun ¡para la mi corona! anoche fue al baño.

»¡Ante renunçiaría toda la mi prebenda
e desí la dignidad e toda la mi renda,
que la mi Orabuena tal escatima prenda!
Creo que otros muchos syguirán esta senda».—

Demandó los apostoles e todo lo que más vale
con grand afyncamiento ansy como Dios sabe.
E con llorosos ojos e con dolor grande:
«¡Vobis enim dimittere», díxoles, «quam suave!»

Ffabló en pos d' aqueste luego el thesorero,
que era desta orden confadre derechero;
diz': «Amigos, si este son a de ser verdadero,
¡Si malo lo esperades, yo peor lo espero!

»E del mal de vosotros a mí mucho me pesa,
otrosí de lo mío ¡é del mal de Teresa!
¡dexaré Talavera yrm' e a Oropesa,
ante que la partyr de toda la mi mesa!

»Ca nunca fue tan leal nin Blanca Flor a Frores
nin es agora Tristán a todos sus amores:
¡que fase muchas veses rrematar los ardores!
e, sy de mí la parto, ¡nunca m' dexarán dolores!

»Porque suelen desir que el can con grand angosto
e con rravia de la muerte su dueño trava al rrostro:
¡sy tovies' al arçobispo en otro tal angosto,
le daría tal buelta, que non vies' el agosto!»—

Ffabló en post aqueste el chantre Sancho Muñós;
diz': «Aquest' arçobispo ¡non sé que se ha con nos!
el quiere acaloñarnos lo que perdonó Dios:
por end' apello en este escripto: ¡abivádvos!

»Que sy yo tengo o tove en casa una servienta,
¡Non ha el arçobispo desto porqué se sienta!
¿Que non es mi comadre? ¿Que nin es mi parienta?
¡Huérfana la crié! ¡esto, porque non mienta!

»Mantener ome huérfana obra es de piedad,
otrosí a las vibdas: ¡esto es mucha verdat!
Si el arçobispo tiene que es cosa de maldat,
¡Dexemos a las buenas!; ¡a las malas vos tornad!»—

«Don Gonzalo, Canónigo, segund que vo entendiendo,
es éste, que va de sus alfajas prendiendo.
E vanse las vesinas por el barrio desiendo
que la acoje de noche, aunque gelo defiendo.

Pero non alonguemos atanto las rraçones:
appellaron los clérigos, otrosy los clerizones.
Ffesieron luego de mano buenas appellaciones
e dende en adelante çiertas procuraçiones.

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, 1320


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