Julio Flórez Rea (1867-1923)



Menú de poemas por TÍTULO y primer verso



Rubén Darío autores Ricardo Jaimes Freyre




A BÉLGICA

A BOGOTÁ

A BOLÍVAR EN SAN PEDRO ALEJANDRINO

A BORDO DEL «BARRANQUILLA»

A COLOMBIA

A ELLA

A ESPAÑA

A GRECIA

A ITALIA

A la pálida muerta de la noche

A LA TORRE DE PANAMÁ (LA ANTIGUA)

A mañana y a tarde la veía

A MEDIA VOZ

A MI HIJA LIRA

A MI HIJO, LEÓN JULIO

A MI MADRE

A MI MADRE

A mí, que soy el mensajero enfermo

A MIS CRÍTICOS

A MONSEÑOR MALDONADO CALVO

A PEDRO NEL OSPINA

A RUMANIA

A su reja llegué de amores ciego

A ti, todo bondad, valor, alteza

A UN NIÑO

A UN NIÑO

A UNA GITANA

A UNA NIÑA

A UNA NOVIA

A UNOS BRAZOS

A veces melancólico me hundo

A VÍCTOR HUGO

A VILLAESPESA

¡ABANDONADO!

ABSTRACCIÓN

ADIÓS A LA CIUDAD

Adiós, año maldito. Cuando el día

ADIVINA

¿Adónde vas en tu camino incierto?

¡Ah! los canes, los Zoilos, que en toda lidia

¡Ah, me parece mentira

¡Ah, mi pobre cabeza, atormentada

¡Ah, pero ya comienza el edificio

¡Ah, pobre Madre mía idolatrada!

¡Ah, sus manos!... ¡Sus manos transparentes

¡Ah! yo como tú; también fui río

AL CHACAL DE MI PATRIA

Al escuchar mi apóstrofe, dijiste

AL KÁISER

AL LECTOR

AL LLEGAR A CUBA

AL MAR CARIBE

Al monte, al valle y al río

AL OÍDO

AL PUEBLO ALEMÁN

AL REY ALBERTO

AL TEQUENDAMA

AL TÍO SAM

Al verte, Madre, entre los brazos presa

Alargó la mirada intensamente

ALBIÓN

Albo de nieve el oso moscovita

Algo se muere en mí todos los días

ALONDRA

ALTAS TERNURAS

Alzo los ojos y asombrado miro

Amad la muerte, amadla... Ella procura

AMOR INMORTAL

¡AMOR MÍO!

Amplio y rugoso el bronce de su frente

Anoche, cuando huiste

ANOCHECIENDO

Ante aquella pregunta tan extraña

ANTE EL CADÁVER  DEL SABIO DOCTOR EMILIO ÁLVAREZ

Antes de que a los golpes

ANTIOQUIA

Año Armónico

APARICIÓN

APOCALÍPTICA

APOTEOSIS

«¿Aquí estás, a mis plantas, tembloroso

ARISTAS

Arráncame los ojos cuando muera

ARRULLO

Así decía un loco

ASÍ FUE

ASTRO DEL ALMA

ASTRONOMÍA

AÚN

¡Aún escucho el lastimero grito

Aún te miro —con el alma loca

AURORA

AVE GRIS

Ávido el mar de poseer la tierra

¡Ay! ¿Cómo quieres que tu madre encuentre

¡Ay! cuántas noches rumorosas, bellas

Ayer, cuando en el alma me dejaba

Ayer, cuando en el templo

Azul... azul... azul estaba el cielo

Bajo el cernido

BAJO LA ZARPA PARA AURELIO DE CASTRO (con motivo de ¡Alto ahí, Poeta! de El Pueblo N.º 1071)

Bajo las morbideces de tu seno

Bajo los altos cipreses

Bañada en sangre la radiosa frente

BÉCQUER

Blanco velo que al mármol importuna

BODA NEGRA

BRINDIS

BUSCADORES DE ORQUÍDEAS

Cabellera de luz, frente de armiño

Cabizbajo el Señor, Gólgota arriba

¡CALLA!

Calló el mancebo; y, con la faz helada

CANCIÓN

CANCIÓN DE LA TARDE

CANCIÓN NOCTURNA

CANCIONES

CANDOR

Cantaba el ruiseñor su serenata

CAOS

CÁRCEL PERPETUA

CARMELA

CASTIGO

Catorce años tenía. Una vez vino

¡Cava, sí; cava más, sepulturero

Celestial mariposa

CELOS DE FIERA

Cerca de un tronco senil

¡Chispa infernal!... ¡Al fin eres hoguera!

Como acerado pez te hundes o sales

Como alumbra el relámpago la densa

Como cerros vibrantes, coronados de nieve

COMO EL MAR

COMO LAS OLAS

Como párpado inmenso, inmensa nube

Como robusto roble centenario

Como un sol derretido, tu cabellera, en ondas

Como una águila fúnebre, fantástica y deforme

Con su clámide eterna de verdura

—Cóndor, huésped eterno de los Andes

COPLA [Julio Flórez]

Correcto en el vestido; por su semblante

Cortijo que en la ubérrima llanura

COSECHA DE AMOR

Cruzó como un relámpago el vacío

¡Cuán áspero es el camino!

Cuando a la media noche me despierta

Cuando a tu ser me enlazo, me estremezco

Cuando acabó el ateo

Cuando bajo la comba de la nave

Cuando como un raudal, hecho gorjeo

Cuando el artista puso la vigorosa mano

Cuando el gran latrocinio, sin embozo

Cuando el último acorde de mi lira

Cuando el último soplo de la vida

Cuando en el casto vientre vi tus huellas

Cuando la madre murió

Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares

Cuando llegué a tu fosa, madre mía

Cuando mi frente pálida se doble

Cuando murió mi madre idolatrada

Cuando se destrenzó tu cabellera

Cuando todos se alejaron de la blanca tumba aquella

Cuando tras de la noche, larga y fría

Cuando tú quebrantaste el juramento

Cuando vio las dos novias el labrador (sus hijas)

Cuando yo expire, a la empinada sierra

¡Cuántas vivas antorchas apagadas

Cuanto mi vista en derredor abarca

Cubrí de rosas su ataúd, de rosas

Cuentan que el pulpo, en la estación del celo

Cuentan que un rey, soberbio y corrompido

Cuerpo pequeño y frágil que los años

—Dame tu orgullo, a Serbia le dijiste

DE CABEZA

De cuando en cuando, un hálito de fuego

De hojas blancas y puras

De la noche cuando llego a la muralla

De la pared la escala suspendida

De noche, bajo el cielo desolado

De noche, cuando voy al camposanto

De pie sobre la tumba de un suicida

DE PLAYA EN PLAYA

De su lecho de púrpura se arranca

DE VIAJE

DÉCIMA

¡Déjeme admirar el que me admira

Dejando atrás ventisqueros

Dejó caer el bardo moribundo

Del arenal calenturiento, sobre

Del infernal abismo, con estruendoso vuelo

DEL POLVO RENACERÁS

DELIRIO DE BOLÍVAR

Desbocado partió por entre el monte

Desde aquel día, refrené la amarga

DESDE EL CARIBE

Desde el prodigio de tus pies menudos

Desde la soledad de mi retiro

DESEO

DESHIELO

Deslumbra el sol en la mitad del cielo

Desnudo de traición, en pleno día

DESOLACIÓN

Después de aquel amor grande y profundo

Después de los excesos

Después de un lustro apenas cabizbajo

DESPUÉS DEL BAILE

Después... ni el mar, ni el horizonte nuevo

DICE EL 42

Dicen que entre las tumbas del camposanto

Dicen que los poetas

Dijo la ola al murallón: —¡hermano

¡Dilatada llanura, dilatada

Dile al enterrador, que, cuando mueras

Dime: cuando en la noche taciturna

Dime, niño adorado

¿Dime: si tu mirada es un tesoro

¡DIOS MÍO!

¿Dios premia a los rebeldes? ¡Qué ironía!

Dobla el peso del agua, mientras llueve

DOLORES SÁNCHEZ diciembre de 1906, en Bogotá

Dormía. De la crisis en acecho

DOS AMARGURAS DE DISTINTA FUENTE

Dos puñales agudos

¡Duerme!... la garra del dolor artero

Duerme un viejo león en su guarida

DULCE VENENO

EGO SUM

¡El agua existe del estanque apenas

EL AVIÓN

EL BARQUERO MISTERIOSO

EL BOFETÓN

EL BOGOTANO

EL BOHEMIO

EL CANTO DEL CISNE

EL CANTO LIBRE

EL CEREBRO

EL CÓNDOR VIEJO

El cristal de la atmósfera se ahúma

El Divino Señor, bajo la fría

EL ENTIERRO DE LILA

EL ENTIERRO DEL SOL

EL GRAN CRIMEN

El gran león azul, de alba melena

¡El gran manto de oro, el dúctil manto

El gran templo del orbe ya silente

EL GRAN TURCO

EL HERMANO JORGE POMBO

El hombre engendra al hombre; da la vida

EL INDIO

El Káiser asaltó tu territorio

EL MAGDALENA

Él mismo aró la tierra y extirpó la cizaña

El oro de la tarde se diluye

EL PAPA

EL PODER DEL CANTO

EL PRIMER PÉTALO

EL PRISIONERO

EL PULPO

EL REY FEBO

EL ROSAL DIVINO

El sol, desde el cénit, resplandeciente

El sol va a fenecer; su último lampo

EL SUBMARINO

El tiempo que se va siempre nos deja

EL ÚLTIMO BESO

El verso debe ser claro y sonoro

Él vivirá, porque tu amor, bien mío

EL ZEPPELÍN

¡ELÍ, ELÍ, LAMMA SABACTHANI!

ELOGIO

Empaña la tristeza del pecado sus ojos

EN ALTA MAR

EN CARTAGENA

¿En dónde está tu redención? ¡Oh Cristo!

—¿En dónde estás, amigo? Te busco y no te encuentro

EN EL CAFÉ

EN EL CEMENTERIO

EN EL DIVÁN

En el gran cementerio del olvido

En el islote de la azul laguna

En el lugar donde tu seno arranca

En el mar de la atmósfera de un cetáceo

EN EL MONTE

En el nuevo jardín de mis amores

EN EL RÍO

EN EL RÍO MAGDALENA

EN EL SALÓN

En el sucio rincón de una taberna

EN LA AGONÍA

En la alta cumbre se abrillanta el hielo

EN LA AUSENCIA

EN LA BARCA

En la cabeza el azahar y toda

EN LA CALLE

En la lívida cara transparente

EN LA MUERTE DE LA SEÑORITA MARIA EUGENIA GÓMEZ BARBERI

En la ojera profunda

En la penumbra, mística y opaca

En la sala anatómica

En la viva esmeralda gigantesca

En las tardes brumosas del invierno

En lo más abrupto y alto

En los nudosos brazos de las encinas

EN MADRID

EN MARCHA

En medio de los árboles mi casa

En mis sueños acercas tu semblante

En mis versos está toda mi vida

EN PAZ

EN PLENO INVIERNO

¿EN QUÉ PIENSAS?

EN TU BUSCA

En tu melena, de la noche habita

En un álbum

EN UN BREVIARIO (A Fray Buenaventura García)

En un lago de sangre sumergía

EN UN PLAYÓN

En un playón del bajo Magdalena

En una roca de la sierra umbría

EN USIACURÍ

ENTONCES

Entre espinas y lágrimas, la rosa

Entre las hojas de laurel, marchitas

Entre legajos de papel roídos

Entre lívidas nubes desgarradas

EPÍLOGO

Era imposible detenerme; grave

Era su alma como el día, y era

Era toda inocencia ¡qué de asombro

Era una tarde, y sobre el verde prado

Eras ayer tan pura

«Eres ¡oh, niña! nube esplendorosa

¿Eres un imposible? ¿Una quimera?

ERRANTE

Errante nube que pasas

Es ésta la imagen fría

Es joven la leona

Es media noche. En medio del recinto

Es rescoldo

Es una tierra púber, una tierra

Esas manos delicadas

Escrito con estrellas

—¿Escuchas?

Esos labios que vertieron

Esperaré; y en día no lejano

ESQUIFE AÉREO

Esta noche ha soltado sus jaurías

Estaba el cielo inconsolable. El día

ESTATUA VIVA

ESTELA

ESTÍO

ESTRELLAS

ESTRELLAS

¡Estrellas que brilláis en las oscuras

¡Estrellas que me oís desde la obscura

«¡Estrellas que radiáis en las tranquilas

ESTROFAS

ETERNO OLVIDO

EVOCACIÓN DIVINA (A mi hija Divina)

EVOCANDO LA TERNURA DE LA MADRE

EXELSIOR

Existe un calabozo siempre oscuro

FIEBRES (Pizzicato para canto y piano. Arreglo del maestro Ignacio Afanador)

FILIGRANAS

FIN DE UN DRAMA

Flecha roja

FLOR DAÑINA

FLOR DE SANGRE

FLOR NEGRA

Flores humanas, hermosas

FLORES NEGRAS

FRANCISCO JOSÉ

Fue en tiempo de borrascas, en una selva obscura

FUEGO Y CENIZA

Fuente de inspiración para el aeda

Fulge del río el agua plañidera

FULMINADO

GLORIA TROPICAL

Golpea el mar el casco del navío

Gotas de ajenjo

Gracias te doy, hermano cariñoso

Guarda tu corazón cuando me vaya

Guardo en mi pecho un trono

Harto de hiel y de feroz inquina

¿Has contemplado, a lo lejos

¿Has visto, niña, a lo lejos

Hay en el camposanto

Hay en mi casa un gato

Hay entre las tinieblas de mi vida

Hay una gruta, misteriosa y negra

—He de pasar—te dijo el soberano

He quemado las naves de mi gloria

Heme ya al fin desconsolado y solo

Hermosa y sana, en el pasado estío

HIMNO A LA AURORA

Hizo tu mano de nieve

HORAS EN LA SELVA

¡Hoy que el mundo —la patria del poeta—

HOY VIVES DEL AYER (A Pedro Vélez Racero)

Hoy vives del ayer, hilos de plata

HUMANA

¡Humanidad misérrima! ¿Hasta cuándo

Hundí la yerta faz en mi pañuelo

Hundida hasta las cejas la corrosca

¡Huye la sombra! El pálido horizonte

Huyeron las golondrinas

IDILIO ETERNO

IMPOSIBLE

IMPOTENCIA

IMPROVISACIÓN

Incomparable fuiste, por lo austero y lo sano

ÍNTIMA

INTRODUCCIÓN

INVIERNO

Jamás con mi recuerdo estarás sola

JAMÁAAS!

JOB

Job, el leproso formidable, hediondo

JOFFRE

Juan estaba mirando

—¡Júrame por tu Dios que, mientras viva

LA ARAÑA

LA BALADA INÉDITA

LA CALUMNIA

¡La campiña!

LA CENA FATAL

LA DESAHUCIADA

La estrella que alumbró, como en un sueño

La frente ensangrentada

LA GLORIA DE LAS ALAS

LA GRAN TRISTEZA

LA GUERRA

La guirnalda que culmina

LA HURÍ DEL PESCADOR

LA LÁGRIMA DE SATÁN

LA LEONA

¿La luz más refulgente?

(La Madre) Ya no la quema de la fiebre el fuego

LA MISA BLANCA

LA MISA NEGRA

LA MUERTA

LA MUERTE DE JOSÉ ASUNCIÓN SILVA

LA NEUTRALIDAD

La noche en espantoso paroxismo

LA NOVIA ETERNA

LA ONDINA

La oración es azul, las oraciones

LA PEDRADA

LA PEDRERÍA DEL DOLOR

LA PRIMAVERA

La ramera lloraba... y se reía

LA TEMPESTAD

La última rosa en el jarrón expira

La vida es un mar sombrío

LA VOZ DEL RÍO

Laberinto de duelo y de negrura

LAS DIVINAS PINTORAS

Las flores con sus pétalos de raso

LAS MANOS DE MI MADRE

Las perlas te dieron la cándida albura que esplende en tu frente y tus manos

Lástima que mi estrofa a ti descienda

Le aserraron el cráneo

Le dijo el alto cielo al mar profundo

LECCIÓN DE VIDA

LEJOS

LEJOS

Lejos de las paredes envejecidas

LEY IMPLACABLE

LIMOSNA DE AMOR

—Llegar quiero a aquel monte

Llegué... Una noche recibí una carta

Llevas lumbre purísima en el alma

Llora el hombre... y llora y llora

Lloró cuando le dije: «¡adiós mi vida!»

Llueve... y un ciego canta un canto triste

Lo mismo es el recuerdo qu'el olvido

LO QUE DIRÁN LOS ÁNGELES

¡Loor eterno a ti, varón ilustre

Los amigos dijéronme: —¿Qué tienes?

LOS BESOS EN LOS OJOS

LOS COLIBRÍES

Los neutrales... ¿con qué dignas razones

Los redondos capullos de su seno

LUCEROS

Luego... apoyó la escultural cabeza

Luego me dijo: «Aun cuando mi alma anhele

Luz de luna

Machacaba una bruja, en un mortero

MADRE

—Madre—le dije—el fardo de la vida

MADRIGAL

MADRIGALES

¡Manos que en el crespón de la tiniebla

Mariposa te llaman, no por hermosa

MARTA

MÁS ALLÁ

Matador de cristianos sempiterno

Me dices que me quieres y que me adoras

Me esquivaste la boca

Me gustan las ojeras

Me miran los hombres y exclaman: ¿qué tienes?

Me parece que aún su voz resuena

¿Me preguntas por qué mi verso es rudo?

¿Me quieres?... ¡Que tu acento me lo diga

MEDIODÍA

Melancólica reina, pudibunda

Melancólica reina pudibunda

MENTIRA

MI CASA

MI EXTREMAUNCIÓN

MI RETIRO EN EL MONTE

MI TUMBA

Miel y luz, el peregrino

Mil veces me engañó; más de mil veces

MIOSOTIS

Mira Dios con microscopio

MIS FLORES NEGRAS

Mis ojos son dos mendigos

MÍSTICA

MONOTONÍAS

MONTENEGRO

Muerde, pasión horrible... muerde, clava

¡Muéstrame, oh noche negra, tu tesoro

Nace el hombre, y llora y llora

Naciste en fresco bosque y yo en playas desiertas

Nada he visto tan negro como esta noche... nada

Nadie ha visto más pureza

Nadie sonríe como tú: semeja

NANA

NATAL

NATURA SORDA

Ni falso amigo ni mujer liviana

NIEVES Y SOMBRAS

NINA

Niña: ese pelo se cae

No diste oídos a la audaz jauría

¡No dudes más de mí! Yo sé que lloras

No es la «neutralidad» lo que detiene

No hay miedo en sombra para el hombre fuerte

—No llores— me decía—

No los soñó mejores Praxiteles

No me culpes a mí: culpa al infame

No me hables esta noche; sólo ansío

No nací ayer ni moriré mañana

No os enorgullezcáis, niñas hermosas

No, retira esa droga, que no luche

No te he visto jamás y te sospecho

NOCHE DE NOVIEMBRE

Nosotros los cansados de la vida

Nuestro barco en las ondinas se perdía

Nuevo David, ante el Goliat moderno

Nunca mayor quietud se vio en la muerte

OCASO

OCASO Y NOCHE

OCASO Y ORTO (vistos desde El Morro)

Oculta entre los árboles, mi casa

ODIO Y AMOR

¡Oh, bosques seculares

¡Oh, calavera sombría:

¡OH CRISTO!

¡Oh, Dios! ¿Satán te vence? Ángel eterno

¡OH FRANCIA!

¡OH LUNA!

¡OH MAR!

¡Oh mar, tú me consuelas y me abismas

¡Oh, mi ciudad querida! hoy tan lejana

¡OH MUERTE!

¡Oh, noche inolvidable! ¡Oh, noche mía

¡OH PATRIA!...

¡OH POETAS!...

¡Oh sol! Mágico guía que arrastras por el cielo

¡Oh, tú, la más hermosa de todas las mujeres!

¡Oh tú que en gradación eterna y muda

¡Oh, viejo mar azul! —trágico amigo

Oigo el silencio. En las tinieblas flota

Ojos en que la noche ha detenido

Ojos indefinibles, ojos grandes

OJOS Y OJERAS

Olas, vientos y espumas

ORIENTAL

ORO EN POLVO

ÓSCULO TROPICAL

OTOÑO

Oye: bajo las ruinas de mis pasiones

Oye: cuando en las sombras del vacío

Oye la historia que contome un día

¡Oye!... mientras respire el pecho mío

—Oye, musa, necesito

Oye tus ojos tan profundas huellas

Oyendo está tus rumores

—¿Oyes? La lluvia cae. Tengo frío

PAISAJE DE VERANO

PARA MIS AMIGOS

Para no darme cuenta de la vida

Pasa la ola amarilla

Pasa la onda amarilla

PASA YA

Pasan los colibríes por los vergeles

Pensaba en ti, desventurado Bécquer

PERDURABLE

PETICIÓN

PISTILOS

POBRE JUAN

Por cima de las olas amargas del Caribe

Por hacerte sufrir, ángel de hielo

Por los morados círculos

¡Por mi amor, dulce Lola

¿Por qué hiciste, Señor —¡oye mi queja!—

¿POR QUÉ? (Romanza para canto y piano. Letra de Julio Flórez. Música de Emilio Murillo)

POR QUÉ SE MATÓ SILVA

¿Por qué se van la noches?

—¿Por qué te pones pálido?—me dijo

POR SIEMPRE

PORDIOSEROS DE AMOR

Porque al ver a la virgen, desvalida

Porque tú, sin cambiar el derrotero

Preguntaba una noche entristecido

PRIMERA AURORA

PROFANACIÓN

PRÓLOGO

¡Pueblo de atletas! El hercúleo cuello

Puesto que somos trece, dijo alguno

¿Qué aguardas, noble Iberia, que no acudes

¿Qué es la luna menguante? La herradura

¿Qué ha menester de tiempo y de cultivo

¿Qué hiciste de tus ígneos anatemas?

¿Qué labio hay que no mienta? —me decía

¡QUÉ NOCHE!

¿Que por qué vuela en rimas

¿Qué robé un beso a tu faz?

Qué sola estás en la candente orilla

¡Que suba el humo azul de mi incensario

Quema mi cuerpo cuando el beso frío

¡Quién fuera mariposa!

¿QUIÉN OYE?

Quisiera hacer estrofas

QUIZÁS

RAFAEL POMBO

REALIDAD

REGRESO AL PASADO

REGRESO Y ADIÓS A LA CIUDAD

RESONANCIAS

RESURRECCIONES

RETO

Riega el alba al nacer todo el tesoro

Rígido ya, sobre su blanco lecho

Rodé a sus plantas y exclamé: —¡lo juro!—

ROJO Y BLANCO

Ruge el mar, y se encrespa y se agiganta

RUSIA

¿Sabes qué es amor, bien mío?

¡Salta el rayo en la nube! Alfanje de oro

¡SALUD!

SALUD (A Julia Fernández Rubio)

Sangriento el sol corona la alta cumbre

Se están poniendo triste

Se impregnó de tu boca

SEMBLANZA

Sentado en una piedra del camino

Si como pira sin cesar chispea

Si Dios me permitiese ¡oh dulce anhelo!

Si el mundo me brindara, en este día

Si en esta alma dolorida

Si en la sorda contienda de la vida

Si la noche se lleva

Si mi boca fuera abeja

Si otro fue el hombre que sorbió en el vaso

Si porque a tus plantas ruedo

Si supierais con qué piedad os miro

Si todos fueran como tú, si al menos

Si yo fuera serpiente

Si yo pudiera desgarrar la oscura

Siempre aturdido, entre el tumulto ignaro

Siempre miraba soñolienta y fría

Siempre que la luna miro

Siempre se emborrachaba y se dormía

Sientes el alfiler que te atraviesa

SILENCIO SANTO

Sin arrugar el bronce de tu frente

SINFONETO A LA NOCHE

SOL BLANCO

Solo, como un espectro por el mundo

Solo un instante me amó

Solo y huraño y mudo peregrino

SOLOS

Solos: la playa, el mar; sola una estrella

SOMBRA BLANCA

SON...SONE...TES

SONETO

SONETO RONDEL

SONETÓFONO

SONRISA DE MUERTO

Soñolienta después de la velada

Soy un pájaro lírico. Yo estuve

Su pupila brilló como una brasa

Su pupila, que embriaga y centellea

SUEÑO DORADO

SUGESTIÓN

SUMERSIÓN

Surge el rayo y la muda sombra argenta

Sus lágrimas de amor —esencia pura

Sus ojos se entornaron; sobre los blancos hielos

Sus pies... Una mañana en que la aurora

Tac... tac... tac..., grita el hacha en la espesura

También te fuiste, hermana, como un jirón de niebla

¡Tantas injurias y agresiones tantas

Tanto a los muertos, hermosa

Tanto me odias, me aborreces tanto

Tanto quiero dormir, cuando el infierno

Tañe Orfeo su cítara y avanza

¿Te acuerdas? Una tarde me dijiste

Te di el perdón y te alargué mi mano

TEMPESTAD EN EL MAGDALENA

Terriblemente pálida, a tu lecho

Todas las embriagueces de la vida

Todas las noches, al dormirme, suelo

¡Todas las noches te veo

Todavía el dolor ara su frente

TODO

Todo nos llega tarde, —hasta la muerte

Todos al verla pasar

Toma mi cuerpo, madre, te lo entrego

Tornaste más bella que un sol de verano

Tras la lóbrega ventana

Trepaba el dulce Redentor, la cumbre

TRÍPTICO

Triste fatalidad; se pierde un hombre

TRISTEZAS

¡Trueno!... Enorme alarido

TU ALMA

Tú caíste por buena, no por mala

TU CUERPO

Tú desencadenaste la tormenta

Tú no sabes amar; ¿acaso intentas

TU PAÑUELO

Tu recuerdo me punza y me da gloria

Tú resucitarás de tu ceniza

Tú sí que sabes arrancar del fondo

Tú sí tienes pudor: has puesto el hierro

TUMBA IGNORADA

TUS MANOS

—«Tus manos son dos lirios»— le decía

TUS OJOS

Tus pupilas radiantes

Tuyo es el porvenir, pueblo de atletas

ÚLTIMA HOJA

Un arrebol de púrpura, lejano

Un ave es el olvido: ave que arranca

UN CASO

Un cielo de verano

Un cielo tan azul y un sol tan bello

UN DIAGNÓSTICO

UN ENCARGO PARA MIS AMIGOS

Un inmenso arenal; dunas desiertas

Un sol blanco de octubre, un sol de hielo

Una cuna rosada que la luna

Una inmensa agua gris, inmóvil, muerta

Una montaña de oro

Una tarde, una tarde sorprendila

Una vez, acerqueme, compungido

Va cayendo, cayendo en el abismo

Ved ese roble que abatir no pudo

Venció la fiera. El despotismo entonces

Vengo de la montaña

Veo como a través de un esmeralda

¿Ves esa linfa que triscando rueda

¿Ves esa vieja escuálida y horrible?

¿Ves ese roble que abatir no pudo

Vestida de blanco la vi en la mañana

¡Vibras, rayo! La muerte va contigo

VISIÓN

Vive bajo las ondas del arroyuelo

Y aquel amigo me contó tu historia

Y bien: ¡qué importan los cielos azules

Y, como no sabes lo que es miedo

Y el amor también muere, me decía

Y en esa duda me revuelvo gimo

¡Y en un eterno abrazo confundidos

Y fue la lucha de la sombra inmensa

Y he vuelto, ¡sí! La ola de la suerte

Y llegué a mi aposento. De la orgía

¿Y los ojos? Son ánforas repletas

Y me senté en carro de la sombra

¡Y no temblé al mirarla! El tiempo había

Y penetramos en el bosque, mudos

Y te fuiste también, ensueño vano

Y temblaste ante el pueblo mejicano

Ya cediendo su campo a las estrellas

Ya descuelga la noche sus cortinas

Ya llega el rudo invierno

Ya no entonan los pardos ruiseñores

Ya no puedo reír. Cuando en el pecho

Ya poco o nada de mis glorias queda

¡Ya verás tras la fiebre que me abrasa

Yacen mis venturas muertas

Yo moriré primero

Yo quisiera ser una golondrina

Yo sé que no me entiendes; que es en vano

Yo sé que te fastidia mi presencia

Yo soy como esas olas gigantescas

Yo suelo abandonarme en largas horas

Yo vivo encadenado a tu hermosura

Yo tengo como el mar horas serenas

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